domingo, 4 de enero de 2009

Carta a Gertrude


9 de Diciembre de 1875
Sabes una cosa? ya no se pueden enviar besos por correo; el paquete pesa tanto que resulta muy caro. Cuando el cartero me trajo tu ultima carta, me miró con aire severo y me dijo: -Tiene que pagar dos libras, Señor. Exceso de peso- -¡Por favor, señor cartero!- le dije gentilmente incando una rodilla en la tierra, (tendrías que haberme visto arrodillándome delante de un cartero); es una imagen muy bonita -perdoneme por esta vez es de una niña-.


-¿Qué una niña?- gruño -¿y que tienen de especial las niñas?-


-Que son de azúcar y canela- empecé a decir -y de todo lo que ...- pero el me interrumpió:


-¡no me refiero a esto!, quiero decir que tienen de bueno las niñas que mandan cartas tan pesadas.-


-La verdad, no mucho, francamente- dije yo con tristeza.


-Procure no recibir más cartas como esta- dijo él, -al menos que no sean de esta niña, la conozco bien y es bastante mala.-


¿Verdad que no es cierto? No creo que te haya visto siquiera, y tu no eres mala ¿o si?. Con todo le prometí que nos escribiríamos muy poco.


-Solo dos mil cuatrocientas setenta cartas- le dije.


Ah!- dijo el -si son tan pocas no tiene importancia. Lo que yo quise decir es que no escribieran "muchas".-


Ya vez a partir de ahora vas a tener que llevar la cuenta y cuando lleguemos a dos mil cuatrocientas setenta, no nos escribiremos más, a menos que el cartero nos de permiso.




Tu querido amigo Lewis Caroll.

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